Había guardado tú número con sólo el nombre de encabezado, «Fulanito», me parecía más cercano, más personal, más íntimo, te sentía demasiado como para interponer apellidos entre nuestros sustantivos.
Hoy en un desesperado arranque, tomé el celular en las manos, me dirigí a los contactos, presioné «editar», y no lo pensé dos veces: «Fulanito de tal», ahora serás uno de tantos.
Marifa