El chico de la gorra amarilla

Sentado en el parque está, rodeado de gente uniforme, envuelto en un ego que tal vez ignora, que tal vez conoce demasiado. Vestido de negro, con jeans ajustados, la barba abultada, las gafas gigantes. Mirándome aunque no lo miro, y sé que me mira  porque lo siento así.

La música alternativa es lo mejor, le dice  a su grupo de amigos con intención de llamar la atención.  En efecto, lo hace. Son pocos lo que se atreven a hacer semejante escándalo, son pocos los que se ponen a comparar a  Vicente García y a Riccie Oriach.

Prima tecata es el final… demasiado bueno mano… ¿Tú has escuchado Palm Beach? O sea, ahí se paran las aguas, demasiado bueno, demasiado bueno mano. Y el “mano”, siempre parado como un guanajo, repitiendo. Sí, lo mejor de estos años, sin duda alguna.

Eso lo dice todo el que carece de argumentos para discutir, pero no buscas que te respondan, no, has convertido al parquecito en el  Monte Olimpo  en donde tus lamboncillos te llevan ofrendas. Disfrazas tus discursos narcisistas de conversaciones triviales, te crees Zeus, y en general te había ido muy bien hasta que te topaste conmigo.

Al primer intento derribé tus falacias, el poder del hilo conductor te mis palabras te obligó a escuchar. Te fuiste alejando poco a poco, volviste a tu trono, el falso trono, donde te sientes seguro.

Ahora me miras desde lejos, como hacen los cobardes, porque sí solo a un gallina se le ocurre mirar, pensar, desear y quedarse quieto a que llegue respuesta de no sé qué estratosfera, mientras mira a quien no le devuelve la mirada. Solo a una gallina se le ocurre ponerse esa gorra amarilla,  pasar por mi lado e ignorarme, solo a un cobarde.

Me sobran las ganas de ir hasta allá y encararte, preguntarte ¿Qué demonios quieres de mí? ¿Por qué me miras tanto? ¿Qué esperas para dar el primer paso? No te lo mereces.  Tendrás que conformarte con el reflejo de mí remota figura, y  yo que no soy cobarde te exijo, aunque nunca me leas, que de lejos me sigas mirando, aunque no te mire.  Que no digas nada, aunque yo te sienta,  así la gente rodeada de ego  me  seguirá distrayendo solo para complacer su enfermizo deseo de seguir mirándome y no decir nada, aunque no te mire y  sienta mucho.

Marifa

 

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS 

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s


A %d blogueros les gusta esto: