Pensé que te había olvidado, bueno, sabía que no, pero me lo creí, para no hacerme daño.
Todo iba de maravilla. Salí con otras personas, bailé por otras esquinas, me creció el cabello, le salieron horquillas. Me lo corté de nuevo, lo teñí para variar.
Conocí una que otra historia, volví a encontrarme. Me enfoqué, a tal grado, que mi vida giraba entorno a mis proyectos. Te juro que casi ni te recordaba, casi ni te sentía, casi ni me importabas.
De veras, todo iba casi perfecto hasta aquel día en que por desgracia, por curiosidad, revisé quiénes veían mis historias de Insta, y ¡Pum! Ahí estabas. Campante, apoteósico, en primera fila.
Lo dejé pasar. No me interesaba, pero de buenas a primeras me empecé a peinar, a tomarme más selfies, a usar filtros, a estar más pendiente; a tirar indirectas, a cantarte canciones y a soñarte, de nuevo.
De veras que te había superado, creía que lo había hecho, bueno sabía que no, pero me convencí para no hacernos daño. Ahora no sé cómo enfrentar lo que está pasando, me gustaría saber si aquí lo dejamos todo, o si de una vez por todas lo empezamos.
Marifa
Todos los derechos reservados