El verdadero paraíso

Y si el mundo se acaba mañana, pero no para mundo mismo, sino para nosotros. Y si entonces damos con que no hay resurrección, ni cielo, ni reencarnación, solo escacha. Y si en ello se pierde el calor, la lluvia, si solo queda un profundo silencio. Y si entonces las partículas se desvanecieran  y un ser superior, cuyo misterio es tan grande que mis neuronas no logran descifrar, se pusiera a llorar, y si entonces de una de sus lágrimas renaciera la materia, pero que ya no se llamaría así sino  «airetam», y si entonces en millones de millones de años se volviera a  poblar la tierra con nuevos animales, nuevas especies, nuevas personas.  Y si entonces quedara el libre al vedrío, y  nos ahorrásemos las serpientes, el veneno, el frío exhesivo. Y si entonces esas especies se convirtieran  en seres de colores,  colores que ellos puediesen escoger. Y si entonces el respeto fuera el valor más grande,  y si entonces en vez de la malaria, el cancer, o  la gripe, solo existiera el cansancio, de cuya cura sería el descanso y entonces los doctores solo tendrían que hacer reir a los niños, indicar descanso e inyectar nectar de mariposas. Que bonito sería, que bonito. El verdadero paraíso.

 

Marifa

 

2 respuestas a “El verdadero paraíso”

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