Un pensamiento se me escapó esa noche, esa, la noche en donde me di cuenta que usted empezaba a ser más de lo que debía.
Intenté evitar que se fuera, créame, lo intenté. Al contacto con el viento, cuál avión en triángulo de las Bermudas, desapareció.
Desde entonces no he sabido la razón, la razón por la cual no debía importarme usted, y aunque he iniciado un proceso de búsqueda exhaustivo, que incluye letreros, anuncios en prensa y rodadas policíacas, no he logrado hallarle.
Por ello esta noche, esta, me he resignado a aceptar los azares del destino. Admito que sí, efectivamente, cómo habrá oído, me he enamorado de usted y cómo se me han perdido las razones para obviarle, lo acepto con inocente emoción, que venga lo que tenga que venir.
Marifa