En la difícil tarea de construir hay momentos que la gente no percibe, eso de que se te acaban los materiales y tienes que pedir prestado, eso de que disminuyan las fuerzas.
Sabes que te toca continuar, no es justo que te haya tocado algo de tal magnitud, te hacen falta los planos, estás desecho. Se te caen los materiales al suelo, te tiras a
descansar con ellos porque simplemente no puedes más.
Entre las frívolas paredes, la cerámica, la cocina, las habitaciones, los trece pisos, no estás del todo seguro si de verdad vas a poder llegar, si valdrá la pena, y ahí cuando estás al borde del colapso, decides seguir, no justamente porque estés seguro que saldrá todo bien, sino porque nada más tienes que perder.
Marifa
2 respuestas a “Nada más que perder”
Sacando fuerzas de la flaqueza. Un abrazo.
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Así es! Gracias por tus comentarios Carlos, un abrazo!
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