Lo bonito del «a primera vista», es que nuestra alma tarda exactamente lo mismo en considerarlo, es decir, no lo considera, por ello todo fluye como el viento en otoño, hasta que nos da demasiado frío. Ponemos abrigo, nos da calor, nos lo quitamos, sustraemos la escencia de lo simple porque «no es posible que sea tan simple», el viento sigue corriendo, ahora dentro de uno, y uno no sabe cómo quitarse el frío o el calor o lo que sea, «todo es mentira, no le hagas caso», entonces se va, sale. Nunca averiguaste si fue real, nunca, porque no te lo creíste.
Marifa