El viento y yo

Me enamoré una vez del viento, creí que él también de mi,

me bastaba el cálido abrazo por las mañanas, los besos robados,

los juegos que iban a la par de nuestros pasos por las calles que no recuerdo el nombre,

suficiente me eran las hojas que dejaba caer para mí, esas dulces,

arrugadas, coloridas hojas, fueron las culpables de las maravillosas tardes

en donde nos dábamos frío y calor al mismo tiempo.

Me enamoré una vez de viento, pensé que él también de mi,

tres toques en la ventana, tres toques eran suficientes para hacerme sonreír,

el tiempo valía nada, la nada estaba vacía y lo vacío tenía sentido porque le tenía allí ,

, me enamoré del viento y el viento del vacío, y pensé que él también de mi, sin haberme conocido, entonces cual acertijo,

las hojas siguieron cayendo, los besos en las mejillas, los pasos entorpecidos, los toques en la ventana, pero ahora sin sonreír,

me enamoré una vez del viento, y  el viento siguió corriendo con un poquito de mi.

 

Marifa

Pintura: «Tres mujeres y la furia del viento rojo», Oliver de León Reyes.

5 respuestas a “El viento y yo”

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