Estuve de vacaciones espirituales, el viaje fue maravilloso. No tuve problema al comprar los boletos en la aerolínea, hubo una que otra turbulencia en el camino, de hecho, mi cabeza se golpeó con el vidrio de la ventanilla. Logré reponerme y, entonces, tomé una larga siesta, me despertó el aterrizaje forzado. Lo demás está demás relatarlo, ustedes se darán cuenta solitos. Estoy segura.
A ver si durante este período volamos un poco todos juntos, ¿Me acompañan?
Marifa