Pasaba entre los bancos de la iglesia con cámara en mano, decidida a fotografiar algo que pudiera conservar de la semana santa. Tomo unas cuantas, sigo caminando. Ocupada tratando de mediar entre tantos pensamientos convergentes, se me olvida el ritmo de los pies. Algo tenía que ver con tareas atrasadas, otras con el hambre, otras con la conversación que dejé a medias… súbitamente, un destello de candidez acaparó toda mi atención. Empecé a recuperar el sentido de mi andar, sentía la respiración que golpeaba abrupta por cruzar el puente hacia el final, como se devolvía.
Arrodillado a un costado del sagrario, le acompañaba su madre, o tal vez su abuela igual de tierna. El con su mirada transparente, esquivaba mis señales. No más de 10 años, con suerte 11, estatura media, blanca piel. Es difícil entender por qué tan importante fue ese instante, pues simplemente parecía ser un niño noble, eso me conmovió. Por tal sencilla razón decido capturar el momento… me regaló una sonrisa, así confirmé la suposición. Se quedó guardado en mi memoria, en el corazón.
Marifa
2 respuestas a “Me regaló una sonrisa”
Y ahora ese regalo lo compartes con nosotros. Gracias.
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Gracias a ti por leer. 🙂 Besos de escarcha … :*
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