Justo en el borde de tu ceja
izquierda llevas una cicatriz con mi nombre.
Al sonreír se te arquean las mejillas,
allí quedan aún rastros de mis besos.
En las lineas de tus manos,
guardas toques de mi esencia,
y en las yemas de tus dedos
se esconden todas las respuestas.
En mi pecho, justo al centro,
siento el calor de tus brazos,
y mi espalda adolorida, los suaves
toques de tus palmas.
Esos ojos, tan perfectos, esos
momentos eternos, todo juega con
mi estado, todo se lo lleva el viento.
Mil historias disparejas, mil
cuentos enredados, entre ellos
vive el nuestro sobre el lienzo
enamorado.
Sufre el cielo, sufre el suelo,
sufre el todo en cuanto rozo, puesto
extrañan tu presencia, tanto como
mi alma llama.Tanto como en ella
quema el deseo que vuelvas.
Marifa