Es una delicia amarte,
es un placer esperarte,
tocarte, besarte, apreciarte,
todo eso es arte.
Tu presunción me encanta.
La manera en que nublas mi pensar
llevándome al éxtasis celestial,
entre piedras de larimar.
Como las mariposas a
los niños, así, así de maravillada
ante tan espléndida manera de ser
sin dejar de ser, de estar sin
dejar de estar, de dar todo lo que
tienes, a cambio de una sonrisa.
Hoy me faltas, hoy no estás,
pero una estrella guarda
nuestras idílicas escapadas
nocturnas.
Allí bajo una quimera,
yace la luna de queso,
esa que a veces olvidas y
yo admiro. Esa que se
ha convertido en
nuestro nido.
Hoy no estas aquí, pero
te siento, mi dulce clavel
frió, mi tierno pedazo de cielo,
mi cálido rayo de sol.
Y si me escuchas susurrar tu nombre,
no lo ignores, no lo ignores,
a veces desespero y clamo,
el crepúsculo es indiscreto,
no sabe que lo hago a escondidas,
no sabe que lloro por ti.
Marifa