Sinfonía del momento

Me abraza fuerte, muy fuerte.  No me deja ir, no quiero hacerlo. Acaricia con dulzura cada parte de mi, sin mover un solo hueso de su cuerpo. No dice nada, escucho mucho. Las manecillas del reloj, la brisa agitando la ventana, el agua corriendo por la acera. Los latidos de su corazón.

El tiempo se detiene, lo miro. Sonríe y me abraza más fuerte. No puedo respirar, no me importa. Me acomoda, me sonrojo. Vuelve a sonreír y me derrito. Trato  de contenerme un poco. Si lo vuelve a hacer podría volverme loca. Tal vez eso quiere. Sabe lo que provoca.

Me contempla. Por primera vez le percibo indefenso, cual niño que se topa con un mundo desconocido. Tal vez en eso me he convertido. Una tierra jamás visitada. Una civilización que nadie ha descubierto, una larga travesía, peligrosa, profunda, que ha acaparado toda su atención. Toda su vida.

Quiero decir muchas cosas, las palabras no salen de mi boca. Desespero, y entonces, me mira, esta vez  diferente.  La lluvia cae, el viento roza la puerta. Acaricia mi cabeza. Siento como sube la sangre a mis mejillas. Sonreímos los dos. Sinfonía del momento, donde no hace falta las palabras solo el amor.

 

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